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Foto del escritorRocio Blanco Ruiz

REFLEJOS DE SOCIEDAD

Actualizado: 18 abr 2018

A la luz de la cinematografía muchos filmes de ciencia ficción se han adelantado a la realidad del mundo globalizado, previamente este fenómeno futurista se encuentra en la literatura, una muestra es la obra de Julio Verne, en la cual muchas de sus predicciones son hoy realidad, y de hecho el paso de los años ha revelado los aciertos de estas predicciones en el campo de la tecnología de la información y la biología, así que las tesis de las consecuencias de la relación hombre-maquina presentadas enBlade Runner, 1984 y 2001 Odisea al espacioentre otras no resultan muy alentadoras.

El tema de la clonación inició su discusión hace un par de años con la salida a la luz pública de los estudios sobre el genoma humano y Dolly, la primera oveja reproducida por esta técnica; y ya hemos llegado al punto de clonar seres humanos y tener sectas que defienden esta práctica. La iglesia católica se ha pronunciado al respecto, y han castigado la pretensión soberbia de dar el “soplo de vida”en laboratorios sin ninguna intervención de las leyes naturales de Dios.

Blade Runner dirigida por Ridley Scott a principio de la década del 80, tiene una temática muy actual en nuestra sociedad occidentalizada: por un lado los dilemas éticos que implican la creación de seres similares por medio de la biotecnología y por el otro las estructuras de poder en las que funciona el sistema capitalista. El ambiente en el que se desarrolla esta película es sórdido. Una ciudad caótica, saturada de publicidad, y autos voladores, desigualdades sociales radicales y altos niveles de contaminación. Para reflejar esto, la tonalidad general del film tiende a los tonos amarillos oscuros o azules nublados, y una iluminación opaca. Es efectista a ratos sin necesidad, la cámara hace movimientos interesantes en las tomas generales de ciudad, pero el resto de la narración pierde este ritmo que se acompasa con la banda sonora Vangelis, del compositor griego Evangelos Papthanassiou.

Las representaciones de la realidad que hacemos en los productos medíaticos, están encaminados a legitimar o criticar las estructuras de poder en que estamos inmersos. En Blade Runnerpuede hacerse una interpretación del tipo marxista, en aspectos como la división del trabajo, la enajenación y la conciencia de clase.

A la cabeza jerárquica está Tyrell Corporation como aparato que opera a favor de las clases dominantes. Tyrell es el burgués propietario del capital. Es el científico poderoso que tiene un gabinete de diseñadores genéticos y expertos biomecánicos, en la creación de modelos robóticos con fines comerciales. Estos dos últimos con carácter de clase obrera en dos niveles. Y como aparato represor del Estado, los Blade runners.

LosNexusson obreros enajenados, que no tiene ningún poder de decisión sobre su destino, son esclavos a los que se les ha regalado un pasado representado en unas cuantas fotografías y con esto, con la simulación de una memoria emocional se espera controlarlos mejor. Están anexados al mercado mimetizados como humanos, el engaño de la inclusión sirve para dominar la parte frágil de la invención. El engaño del mercado en términos mas humanos.

Pero cuando son capaces de crear auto-conciencia logran rebelarse ante esa subordinación, la percepción de la realidad cambia, el conformismo se suprime y se inicia la lucha por la liberación. Esa es la experiencia del grupo de nexusen rebelión que solo busca que su creador los haga vivir más de cuatro años, el tiempo corto que toda industria necesita para reproducir su producción cíclicamente.

Tanto en Frankenstein como en Blade Runnerse cuestiona el papel de la ciencia como creador de vida reemplazando la mano divina, en el primero el juicio final es que su criatura se pondrá en su contra por las otras falencias inevitables y Dios castigador hará sufrir al responsable en una larga carrera a la muerte, en el segundo la voluntad de Dios ya no tiene un papel relevante quizás por la visión oprimida que ha logrado el consumismo sobre esta forma simbólica fundamental; aquí lo vital es la vigencia, la crisis del desplazamiento por nuevas tecnologías y la relación posible entre la máquina y el hombre, que rompe la frontera de lo emocional, como en Inteligencia Artificialde Steven Spilberg.

Es comprensible que la película 1984 no muestre decorados sofisticados ni aparatos futuristas más complejos que un aparato de televisión, ya que la inspiración de George Orwell es la crisis de la posguerra europea. 1984 es casi una película filosófica en tal sentido. Pero también es una película asfixiante, que plantea climas dramáticos y emotivos, como la secuencia de la tortura de Winston Smith.

Michael Radford logra una visión tenebrosa del mundo diegético de 1984, bajo una perspectiva diferente a la de casi todas las películas de ciencia ficción 1984 no es un mundo del futuro, sino una "actualidad paralela". Al margen de los gigantescos televisores, la película no muestra otros decorados que sugieran avance tecnológico sofisticado ni nada que se le parezca. Las calles sombrías, los vestuarios grises y sin relevancias de color, las expresiones de las personas en los lugares de trabajo, los muebles de madera desvencijados, las sucias pocilgas donde viven los obreros y empleados y los lúgubres centros de detención, todo se conjuga para dar una fuerte sensación de desánimo, la misma que surge al comprender el orden social impuesto por "El Gran Hermano".

El "Gran Hermano" nos recuerda incesante el flagelo de la dictadura nazi bajo la apariencia sin duda evocadora de un hombre maduro de bigotes que es emitido por enormes monitores de TV y con una omnipresencia controla este reflejo de sociedad. En este futuro paralelo y aterrador, el todo es la nada y viceversa. "La guerra es la paz, la libertad es la esclavitud, la ignorancia es la fuerza," por lo tanto las personas manifiestan sonrisas en lugar de lágrimas y admiten su culpa en vez de exigir un juicio justo.

El clima reinante en tal sociedad es exactamente el que nos muestra Radford en su película, favorecido por las actuaciones de Richard Burton y John Hurt. Ambos brindan retratos muy personales de O'Brien, miembro del partido gobernante que puede llegar a ser un subversivo y de Winston Smith, un empleado del gobierno que comienza a cuestionarse si su trabajo de tergiversar noticias no estará alterando su propia visión de la realidad.

Su derrota final es el mejor mensaje, implica que el totalitarismo, una vez instalado, no puede ser vencido ni erradicado por un hombre solo. Implica que nunca las personas podrán desarrollarse como tal en tanto sus destinos estén siendo controladas por terceros. No importa el signo político, ya que 1984 puede tranquilamente aplicarse en contra del comunismo (que se propagaba alarmantemente luego de la derrota del nazismo), pero también es un golpe duro al capitalismo, ya que en ambos casos, sea el control ejercido por el estado o por la empresa, el resultado es similar.

Por su parte 2001 Odisea al espacioevidencia que la máquina-criatura es dominada en tanto composición material pero se sale del dominio del creador en tanto tiene conciencia de si mismo y desarrolla una crisis existencial a pesar de no tener alma. En esta medida cabría preguntarnos qué tan válida es la diferencia que nos podría defender en un futuro nuestra supervivencia a la hora de argumentar diferencias ante la máquina, cuál es el valor de una figura religiosa que sirve de pretexto para ocasionar la muerte, amamos la visión de un ser que en sí nos representa solo un objeto de deseo, qué clase de máquina somos...

El ambiente que rodeó a 2001, Odisea al espacio fue la tensión por la conquista del espacio a finales de los años 60. Sin embargo, al llegar a la Luna, parece que la cosa se enfrío, y la " carrera espacial " ya no fue tal carrera, puesto que parecía que los rusos no podían seguir manteniendo el ritmo, seguramente debido a problemas económicos. Pero volvamos al 1968, en ese año aún se tenía confianza en la Luna y en la " conquista del espacio”, como se puede apreciar en 2001, donde vemos bases lunares, estaciones espaciales, y una gran gama de tecnología que hacia la tercera parte de la película va a considerar innecesaria la existencia del hombre.

En 2001 también se puede observar las relaciones entre la URSS y los EEUU. Estas relaciones son, aparentemente, cordiales. Vemos como el Dr. Floyd charla amistosamente con un grupo de científicos rusos, y da la impresión que es bastante amigo de una de las científicas soviéticas y que se ven habitualmente. Esto podría ser un reflejo de la "coexistencia pacífica". Aunque vemos que la relación entre los rusos y los norteamericanos no es del todo sincera, y que las tensiones perduran ( aún en el siglo XXI ) .

Esta es una constante en la obra de Kubrick: la "conspiración permanente", su poca confianza en las instituciones sociales y políticas , que aparece reflejada en películas como Dr. Strangelove, La chaqueta metálica y 2001, dónde los astronautas de la Discovery no conocen el verdadero objetivo de la misión , y este hecho les cuesta la vida ( al menos a algunos, salvándose solo uno ). Refleja la creencia de muchos norteamericanos que no confían en su gobierno, y que opinan que este les miente, que está "conspirando" contra ellos.

En 2001, Odisea al espacio Hall 9000 es una máquina con cualidades excepcionales, la única que conoce el verdadero objetivo de la misión. Es Hall quién oculta la verdad, la que empieza a conspirar para obtener el macabro poder de las máquinas sobre sus creadores, y el hombre parece reflejarse aquí con la soberbia de las sociedades que creen que sus únicas formas de civilización son las herramientas a las que cada vez se las dota de más “humanidad” con la inocencia del creador terrenal que nunca será atacado por sus criaturas.

Y como estas respuestas son tan difíciles de encontrar hemos creado un sistema que sustente el porqué de las condiciones de existencia; a nombre de Dios en la Edad Media se instituyó el poder feudal, y a través del tiempo se ha usado por las clases dominantes según su conveniencia, cada representación que tenemos del mundo es producto de una fuerza invisible y cuando este sistema entra en crisis actuamos como las criaturas en conciencia de sí mismos, buscando nuevas respuestas, teorías que le den sustento a nuestra función en el mundo. En 1984, la telepantalla que controla el Gran Hermano ha conseguido con un mínimo de error una sociedad sin individualidades, con un régimen totalitario bajo el Ministerio de la Verdad, donde se elimina la intimidad por una inmensa red de cables.

En conclusión, esta película vislumbra los conflictos de nuestra época, estos reflejos de sociedad de la gran crisis postmoderna de la era de la tecnología, donde la ciencia y ética parecen pertenecer a dos mundos antagónicos. La realidad que allí se representa no parece muy lejana, por eso cuanto antes deberíamos enfrentarnos al entendimiento de nuestra relación hombre-máquina más allá de la visión capitalista y moralista.


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